Andres Calamaro Fito Fitipaldis

Dos de las más grandes figuras del rock de los últimos años, Fito Cabrales y Andrés Calamaro, unen fuerzas en cuatro fechas únicas que les llevarán a Getafe, Benidorm, Santiago de Compostela y Barcelona el próximo mes de julio. Las entradas saldrán a la venta el próximo martes, 15 de mayo, a través de la red TickTackTicket, Fnac, Carrefour y tiendas Tipo.

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2 son multitud: FILOSOFÍA DE LA GIRA

Tras varios intentos de colaboración por la admiración y respeto que Andrés Calamaro y Fito Cabrales se profesan desde hace años, Fito y Calamaro han podido, por fin, coincidir y emprender una gira común e ilusionante.

Una gira que pretende que estos cuatro conciertos sean una fiesta de reivindicación rockera. Una gira absolutamente autogestionada en la que se pretende demostrar que el rock en castellano puede llenar estadios.

FORMATO DE LOS CONCIERTOS

Los cuatro conciertos se plantearán como pequeños festivales en recintos muy amplios, con muchos servicios de hostelería, mercadillos, etc… para el público. Serán conciertos de entre tres horas y media y cuatro horas de duración.
 
Comenzarán con ambos artistas juntos versioneándose. Después habrá dos amplios bloques con el repertorio propio de cada uno de los artistas en el que actuarán por separado. Los bises finales serán de nuevo con los dos juntos encima del escenario.

DVD + CD

Los conciertos de la gira ‘2 son Multitud’ se grabarán para editar un DVD y CD a finales de 2007, que refleje la grandeza de este proyecto. El DVD se extraerá del concierto de Getafe, que se grabará con un sistema de alta definición. Se utilizarán más de 12 cámaras, entre las que habrá travellings robotizados, cabeza caliente, minicámaras, etc…

También habrá un ‘making of’ que contará todo lo relacionado con esta gira y partirá desde la rueda de prensa y el encuentro de los artistas con motivo de la rueda de prensa de hoy en Madrid.

ANDRES CALAMARO: Nacido en Argentina, la música siempre estuvo presente en casa de Andrés Calamaro. Empezó a tocar la batería influido por discos de los Beatles, Santana y Creedence Clearwater Revival, y después llegaron las clases de piano con Violeta Gainza, la misma profesora que tuvieron Fito Páez y Ariel Rot. Su primera experiencia musical en el mundo

profesional arrancó en 1978 con el grupo Raíces, con quien grabó el disco "B.O.V Dombe", aunque fue su inclusión en "Los abuelos de la nada" lo que lo adentró en el mundo de la música para no salir jamás. Andrés no era el cantante oficial, pero empezó a interpretar sus propias composiciones en este grupo. "Mil horas" fue la canción que confirmó que había un nuevo talento en Argentina. Antes de que se disolvieran Los Abuelos, Andrés Calamaro ya tenía grabado su primer disco en solitario, editado en 1984. Se tituló Hotel Calamaro. A éste le siguió el espíritu romántico de Vida Cruel, en el que ya colaboraba un argentino que triunfó en España con el grupo Tequila y que acabaría siendo uno de sus principales socios: Ariel Rot. Con Ariel incorporado, Calamaro editó “Por mirarte" en 1988. Éste disco, junto a "Nadie sale vivo de aquí", presentado al año siguiente, confirmaron su carrera en solitario, que ya lo presentaba como un sólido compositor e intérprete, sensible, emotivo y original. Por entonces, el apellido Calamaro ya se escribía en los diarios junto a los más grandes del rock en Argentina.

A principio de los noventa, Andrés Calamaro llegó a España con una maleta y un teclado. Respondía a la llamada de su amigo Ariel para montar un grupo con Julián Infante, su compañero de Tequila. En un almuerzo a base de spaguettis, charlaron sobre términos típicamente españoles, y cuando llegó el turno de explicar lo que es un Rodríguez, surgió el nombre de la banda más importante del rock español de aquella década, a la que se incorporó Germán Vilella como batería. Los Rodríguez empezaron tocando en Siroco y otros pequeños bares del madrileñobarrio de Malasaña. Deambularon por las noches de la capital con compañeros como Antonio Flores, que colaboró con ellos en "Buena Suerte", el enérgico disco de debut del grupo. Un álbum plagado de riffs, rock en español y una aguda sensibilidad a la hora de los tiempos medios y lentos transmitida por el timbre único de Andrés. La efervescente creatividad y la sintonía que había entre los miembros del grupo en aquel momento contrastaba con la falta de repercusión. Para mantener viva a la banda, se editó un disco en directo, pero la situación era límite, y Los Rodríguez estuvieron a punto de tirar la toalla. Fue entonces cuando llegó "Sin documentos", publicado en 1993. La canción que daba nombre al disco se transformó en su primer éxito, y quedó establecida como patrón a seguir por infinidad de nuevos grupos. Por encima del single, "Sin documentos" presentaba una frescura y buen hacer poco común en los discos de aquellos años. Pese a todo, Los Rodríguez seguían sin ser un grupo con cifras espectaculares, pero comprendían un carisma único. Lo demostraron en 1995 con "Palabras más, Palabras menos", un trabajo flexible, capaz de comprender éxitos comerciales, baladas maduras, rumba portuaria y rock a bocajarro. Con colaboraciones como Raimundo Amador o Coque Malla. Por desgracia, el mejor momento comercial para la banda coincidió con el fin del grupo y Los Rodríguez se despidieron con un disco recopilatorio que incluía éxitos, versiones en directo y maquetas llamado "Hasta luego", que acabó siendo un adiós y el disco más vendido en la historia del grupo.

Para retomar su carrera en solitario, Andrés Calamaro viajó a Nueva York para grabar con experimentados músicos de estudio el disco "Alta suciedad". El resultado, publicado en 1997, presentaba el perfecto equilibrio entre comercialidad y calidad, con composiciones ya clásicas como "Flaca" y "Loco". Si hay algo que define la carrera de Andrés Calamaro es su perseverancia por no repetirse. Así, para su próximo trabajo, se alejó de las grabaciones lujosas, recluido en un círculo íntimo para grabar "Honestidad brutal", un disco publicado como álbum doble, con 37 canciones que muchos tildaron de suicidio comercial. No fue así: Hoy es considerado por muchos como el mejor album de rock en castellano que se ha hecho en este país. Hizo una gira que recorrió España, pero nadie sabía que era la última vez que se le iba a ver sobre un escenario en seis años.

Andrés Calamaro acumulaba canciones. Muchas corrían por la red y más de 100 se publicaron en 2001 en "El Salmón", un quíntuple disco sin ayuda de trucos estudio, sin aderezos. Fue una canción compuesta junto a Scornik la que sacó de un silencio de cuatro años a Andrés Calamaro. Estadio Azteca fue uno de los tres temas originales incluidos dentro del disco "El cantante", que reconstruía clásicos de la canción latinoamericana con la ayuda del productor Javier Limón y los músicos habituales de Paco de Lucía. Se presentaba un artista más adulto, con mayor amplitud de miras. Cuando muchos lo daban por desaparecido, él apareció convenientemente arreglado para su regreso. Y el regreso fue un huracán transoceánico

en forma de disco en directo que acompañó en una exitosa gira de retorno por España y Argentina. Poco después, Calamaro continuó el camino abierto en "El cantante", mostrando su visión del tango clásico en "Tinta Roja". Mientras presentaba este disco junto a sus amigos flamencos, Andrés Calamaro arrancó una serie de conciertos de reunión con Ariel Rot, y ya tenía preparado "El palacio de las flores", un mano a mano con Litto Nebbia, pionero del rock en Argentina. Un país que celebraba la vuelta de Andrés a los escenarios y que recientemente lo ha galardonado con el Premio Gardel a la personalidad del año. Andrés Calamaro es hoy un clásico que no se deja atrapar, un paso adelante que respeta las huellas del pasado, un cantante honesto.

Fito Cabrales: Adolfo Cabrales nació hace 40 años en Bilbao. Debido a los negocios de su familia, el bar fue casi sinónimo del hogar. Ya de adolescente lucía patillas que terminaban en una gorra, y recorría el casco viejo de la capital vasca hasta gastar sus botines con Iñaki “Uoho” Antón, Jesús “Maguila” García, y Juantxu “Mongol” Olano. A finales de los ochenta empezaron a patearse escenarios como Platero y Tú, un grupo de Rock´n´Roll cuya primera maqueta despachó más de 2000 copias La mayor influencia de Platero y Tú la representaba el rock barrial de Leño, hasta el punto de colaborar con Rosendo Mercado en el tercer disco de la banda, "Vamos tirando",con el que empezaron a hacerse hueco entre los nombres clásicos del entonces llamado rock urbano. En 1995 llegó “Hay poco Rock and roll”, que se enganchó al fenómeno que supuso “Agila”, de Extremoduro. Juntos, Platero y Tú y la banda de Robe Iniesta organizaron una gira histórica. Dos grupos que no frecuentaban las radiofórmulas reventaron el antiguo Palacio de los Deportes de Madrid dos noches seguidas. Lo que hubiera sido el techo para muchos grupos, era solo casi el inicio para Fito.

Tras “A pelo”, un disco en directo, Platero y Tú publicó "7", un trabajo que presentaba un giro en el estilo del grupo. Es por aquel entonces cuando Fito vuelve en solitario a los garitos para interpretar temas que no encajaban en el repertorio de su banda. Blues de mano lenta, medios tiempos, versiones de Los Secretos, barras americanas mezcladas con cantos a las nubes y simpatía por las rancheras y el country. Iñaki seguía siendo su socio con los Platero, pero animó a Fito a grabar esas canciones, y así se editó “A puerta cerrada”, el primer trabajo de Fito y Fitipaldis. Inicialmente se editaron 10.000 ejemplares de este álbum, ya día de hoy, Fito y Fitipaldis han vendido cerca de un millón de discos entre toda su discografía. Para esta nueva aventura, Fito arrancó desde cero: tocó en bares,

actuó como telonero de Extremoduro y trabajó con una banda de amigos. Juantxu, bajista de Platero, hacía las portadas, Iñaki era el productor y Polako, el batería de los Flying Rebollos y los primeros Fitipaldis, empezó a desempeñar la función de manager. Mientras, “A puerta cerrada” circulaba como un rayo de boca a oído. Menos de tres cuartos de hora de música tras los que era inevitable darle al play para escucharlo de nuevo. Por entonces, Platero se despidió con honra con el meritorio “Correos”, llenando tres noches seguidas la sala La Riviera de Madrid. Entre la despedida de Platero y Tú y la confirmación de los Fitipaldis, se presentó el disco “Poesía básica”, correspondiente a un proyecto bautizado en 2001 como “Extrechinato y Tú” que Iñaki, Fito y Robe Iniesta llevaban cinco años fraguando para musicar los poemas de Manolo Chinato. Ese mismo año, se presentaba el segundo disco de Fito y Fitipaldis, que incluía un cómic y una versión del “Mientras tanto” de Leño a latido ralentizado con el propio Rosendo como invitado. El álbum se tituló “Los sueños locos”, y confirmaba el camino iniciado: influencias mexicanas en la onda de Flaco Jiménez, sinceridad en canal, slides, blues en castellano y cada vez menos válvulas al borde da la saturación.

Fito siempre fue valiente, y desde el principio eliminó el 90del cancionero de Platero y Tú de su repertorio. El que quisiera verlo, tendría que escuchar lo que él era en ese momento. Y cada vez vinieron más y más. Y fueron más y más hasta superar las 200.000 copias vendidas del tercer disco de Fito y Fitipaldis, “Lo más lejos a tu lado”. Se editó en 2003 y decoró las listas de éxitos con composiciones con enganche, riffs que se corean, saxos incombustibles, solos personales y letras sinceras cargadas de retruécanos alterados por el estado del corazón. El éxito de aquella gira se puede resumir en el concierto registrado en el DVD y CD “Vivo… para contarlo”. En resumen, una bilbainada que reunió a cerca de setenta mil paisanos que coreaban Soldadito marinero, La casa por el tejado, Cerca de las vías o Whisky barato. Cada vez se cerraban más fechas, y la gira parecía no terminar nunca. Si la presentación en directo de “A puerta cerrada” no agotó ni por asomo las 2500 entradas de la madrileña sala La Riviera, en “Vivo… para contarlo” no quedaba ni un asiento libre en la Plaza de toros de Las Ventas. Solo habían pasado seis años. Ahora tocaba descansar el cuerpo, limpiar la cabeza y sanar el corazón. Hasta que la gorra y las patillas volvieron a asomar por la portada de un disco, pasaron dos años, tres desde su último de estudio. Fito cambió de banda, de producción, de productor y no conseguía terminar canciones. El bilbaíno encontró un cable a tierra en el guitarrista y productor Carlos Raya, y así se terminó “Por la boca vive el pez”. ¿Se había agotado la fórmula? Mas de 250.000 discos vendidos (de los de hoy), y cerca de 400.000 personas que ya han asistido a esta gira que superará los 100 conciertos, confirman que Fito y Fitipaldis no se equivocó al elegir su camino natural, que hay rock después de los cuarenta, que vive, canta y cuenta 20 años después, que sangra todo lo que escribe, que escribe todo lo que sangra.

FUENTE:web oficial 2 SON MULTITUD.